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Emma Rouault

HAY QUE SER COMPETENTES!

He traducido, lo mejor que he sabido, el texto de Wagner y Kegan (2006) para los compañeros de francés (por ejemplo;-), después aparece una reflexión sobre lo que me ha suscitado la lectura del mismo.

En los 70 nuestras tasas de graduación a nivel nacional eran incluso más bajas que hoy en día, pero no se consideraba que hubiera una crisis. Se ha convertido en crisis a causa de la naturaleza de las habilidades requeridas hoy para la competencia económica. Nuestra economía ha transitado desde una en la que la mayoría de la gente se ganaba la vida con habilidades manuales a una en la que los empleados necesitan habilidades intelectuales si esperan tener más que un mínimo salario. En casi todas las industrias hoy, las empresas están contratando a la gente más preparada que pueden encontrar o permitirse. En la década pasada CEOs como David Kearns y académicos como Richard Murnane y Frank Levy habían descrito la importancia de las ventajas competitivas de una educación superior con respecto a la fuerza de trabajo. Los empleados deben saber cómo resolver problemas más complicados más rápidamente, y deben crear nuevos productos y servicios si quieren añadir algo de valor significativo a algún negocio o actividad sin ánimo de lucro, sea cual sea su dimensión. Y los que no tengan este tipo de habilidades no serán contratados.

Como este cambio se produjo tan rápidamente, a algunas personas les sorprendió que este tipo de habilidades requeridas en la mayoría de los trabajos se correspondían con aquellas que se necesitaban para tener éxito en la escuela. Aunque no toda la gente joven necesita una educación superior para conseguir un trabajo decente, los empresarios están incrementando la demanda de empleados que tengan las habilidades comparables a las de los estudiantes que han ido a la universidad. En la figura 1.1 se dibuja un estudio de la Public Agenda Foundation que muestra una escala de habilidades y hábitos de atención en los cuales las personas licenciadas están menos preparadas para el trabajo y la universidad. Adviértase la concordancia entre las habilidades que demandan los empresarios y los profesores universitarios: escritura, hábitos de trabajo, motivación, habilidades matemáticas básicas, curiosidad, respeto. A la luz de esto, las diferencias parecen pequeñas. Por ejemplo, los empresarios dicen que sus nuevas plantillas necesitan adecuar sus habilidades en escritura; los profesores universitarios encuentran que no todos los estudiantes escriben adecuadamente. La diferencia es de sólo un 2 por ciento; incluso más llamativo es lo altos que son los porcentajes: 73 y 75, respectivamente.

Las competencias que académicos y líderes económicos demandan no son sólo “las básicas”. Cuando hablan de buenas habilidades en escritura , por ejemplo, los dos grupos se están asociando escritura eficaz con un habilidades personales para razonar, analizar e hipotetizar; encontrar, evaluar y aplicar información adecuada a la solución de nuevos problemas; y, por supuesto, escribir y hablar clara y conscientemente. Todas estas son ventajas para utilizar información y comunicación tecnológicas, son las nuevas demandas de la economía que van más allá de las habilidades básicas de leer y escribir. Las habilidades matemáticas demandadas, asimismo, van más  allá del cálculo para incluir competencias en estadística, probabilidad, gráficos y hojas de cálculo. Finalmente, lo que se espera de los adultos jóvenes es que lleguen a la universidad o al lugar de trabajo con un conocimiento de cómo organizarse y motivarse asímismos para aprender autónomamente, hacer un trabajo de calidad, y equipo con otros dentro de la importancia creciente en lo que Daniel Goleman ha llamado inteligencia emocional.

En un nuevo informe del Educational Testing Service, Antony P. Carnevale y Donna M. Desrochers resumen las competencias clave necesarias para los trabajadores de la nueva economía:

o       Habilidades Básicas: lectura, escritura y matemáticas.

o       Habilidades fundamentales: saber aprender

o       Habilidades comunicativas: escuchar y comunicación verbal.

o       Adaptabilidad: pensamiento creativo y resolución de problemas.

o       Grupo efectivo: habilidades inerpersonales, negociación y trabajo en equipo.

o       Influencia: organización efectiva y liderazgo.

o       Administración de personal: autoestima y motivación.

o       Actitud: estilo cognitivo positivo.

o       Habilidades aplicadas: competencias ocupacionales y profesionales.

La realidad que demanda la economía actual no es sólo un nuevo tipo de habilidades sino también que sean adquiridas por todos los estudiantes.

Así que cuando los estudios revelan que la abrumadora mayoría de los estudiantes de secundaria dejan la escuela “ sin preparación para la universidad”, también indican una falta de preparación para acceder a la mayoría de trabajos en nuestra economía y para asumir roles de responsabilidad como ciudadanos informados en democracia. Un dieciochoañero que no tenga preparación universitaria ha sentenciado su vida a empleos marginales y a ser ciudadano de segunda clase.

 

Estoy de acuerdo con lo nos dice el texto acerca de las nuevas competencias y habilidades requeridas en esta nueva sociedad tecnológica, y en que los cambios se han producido de manera vertiginosa, pero de la lectura uno tiene la impresión de que hay que ser un superhombre/mujer para encontrar un trabajo hoy en día. La reunión de todas estas habilidades en una persona se me antoja complicado, por ejemplo, un individuo puede tener un expediente académico brillante pero, no tener habilidad para la resolución de conflictos interpersonales, lo que supondría un hándicap según la lectura.

Hace unos años, recuerdo que se proponía como paradigma del éxito profesional la especialización, importado como muchas otras ideas, del mundo anglosajón, uno no era nadie con una licenciatura bajo el brazo, había que especializarse en algún área de esa licenciatura y la gente se puso a hacer masters de cualquier cosa. Los currícula y las empresas demandaban esa titulación. Hoy en día esta idea se ha institucionalizado, de tal manera que uno termina sus estudios con una especie de titulación básica que requiere ser completada con un máster que especifique lo que “sabes” hacer realmente pero, además, necesitas tener conocimientos de informática porque sin ellos no terminarías ni los estudios de grado universitarios, conocimientos de inglés porque en este mundo globalizado gran parte de la información está en este idioma, que es el idioma de la potencia dominante, autoconocimiento y capacidad para gestionar tus emociones, tu incertidumbre, tu motivación…, habilidad para resolver conflictos interpersonales, laborales, para trabajar en grupo, para liderar o no, a un grupo, capacidad de adaptación a distintas situaciones, trabajos, lugares, personas… Esto parece un poco “desbordante”, como propone el título de un libro de Kegan. Para este autor no es cuestión de ser superhombres/mujeres, sino de lograr un orden particular de complejidad de pensamiento que según su argumentación, coincide con el dominio de un cuarto nivel de conciencia. Este orden de conciencia no se consigue con el aprendizaje de nuevas habilidades o conocimientos concretos, sino a través de un proceso de evolución de la conciencia. Desgraciadamente, según asegura el autor utilizando varios estudios, la mayoría de los adultos postmodernos no se encuentran en este orden de conciencia, por lo que se encuentran “excedidos “ mentalmente; se les demanda mentalmente que respondan desde un orden de conciencia al que no han llegado. Entonces, ¿cómo llegar a este cuarto orden de conciencia?, según he entendido de la lectura del libro de Kegan, un puntal importante es el aprendizaje, siempre y cuando lo que se propone en el currículum esté en consonancia con lo que los alumnos puedan entender y, desde ahí, construir su propio conocimiento.

 Alude a Kathleen Taylor y su estudio sobre adultos que regresan a la universidad, en concreto me parece interesante una referencia a la Universidad de Alverno, “una institución líder en la aplicación de teorías constructivo-desarrollistas para dar forma al entorno de aprendizaje. Allí afirman que, para que los programas provean de un contenido secuencial en el que nuestros diversos estudiantes progresen hacia la auto-dirección…(es imprescindible considerar) tres elementos básicos: 1) que el aprendizaje es un cambio del Sí mismo; 2) que las habilidades aprendidas (o reconocidas) recientemente se puedan adaptar a situaciones variantes…; y 3) que cada cual se haga cargo de su proceso de aprendizaje integrando y, hasta cierto punto, dirigiendo los cambios en el Sí mismo y en su entorno.”[1] Esto, unido a la relación propuesta por Laurent Daloz entre apoyo y reto como base para transformar el aprendizaje en adultos, me recuerda las teorías de Vygotski sobre la zona de desarrollo próximo (ZDP) y las que he leído de Valsiner (1984)[2] de zona de movimiento libre (ZML) y zonas de acción promovida (ZAP) porque en estas teorías se cumple lo propuesto en las anteriores, en esencia el maestro que se encuentra en un cuarto o superior orden de conciencia, desciende al orden de conciencia del alumno para, desde ahí, ayudarle a transitar a un orden superior.

Es como si alguien experto en hacer jerseys ayudase a otro a hacer un jersey, de repente aparece un agujero fruto de un punto mal dado, el experto llega con el inexperto hasta el punto fallado y, justo desde ese punto, le ayuda a seguir tejiendo el jersey hasta conseguir que él también sea un experto tejedor de jerseys; no le pide, de repente que sea un experto en tejer jerseys (no sé si la metáfora resulta del todo adecuada, pero era por no volver al puente, ja!).

 Esta idea me traslada a las dificultades de aprendizaje, me refiero a descender a la zona desde donde está haciendo, a mirar desde la mente del alumno y descubrir dónde está el punto mal dado, dónde se sitúa su dificultad para aprender y, desde ahí, ayudarle a superar ese obstáculo y que pueda hacer su jersey y, en un futuro, ser un experto en hacer jerseys que pueda ayudar a otros. En realidad no parece tan diferente el modo de avanzar en uno o en sentido claro, siempre y cuando consideremos las dificultades de un modo amplio, ya iremos viendo en qué queda todo esto.



[1] Kegan, R.,” Desbordados. Cómo afrontar las exigencias psicológicas de la vida actual”, Ed. Desclée De Brouwer, 2003, pag 302.

[2] Nicasio García, J., “Manual de dificultades de aprendizaje. Lenguaje, lecto-Escritura y Matemáticas”, Ed. Narcea, Madrid, 2009, pag 116-117

4 comentarios

Elvira -

Gracias Carmen, soy de esas que estudió francés.
Este verano intentaré hincar el diente a la lengua inglesa, mi asignatura pendiente.

Un abrazo:

Elvira

Carmen -

Muchas gracias Lola, a mí también me cuesta escribir aunque leo mucho.
Lo de los jerseys es una buena pregunta y posicionamiento positivo.
Como sabes estoy en la nieve y no tengo el texto de McClelland, estoy deseando leerlo para completar, no sólo este post sino el círculo de las lecturas sobre inteligencia.

Y la foto es de la feria de Abril del año pasado en honor a las compis del curso que me regalaron el floripondio.

Un beso para tí
Carmen

Lola -

Hola Carmen,

Soy asidua lectora de blogs, aunque raramente participo en ellos (debo de reconocer que en este canal comunicativo no me encuentro demasiado cómoda). Sin embargo, después de leerte no he podido resistirme.

Por otros posts tuyos(creo que se emplea este término en el argot "bloguero") que has publicado, coincido con Alenjandro en que estás "que te sales". Quizás se deba a que estás "recogiendo lo sembrado durante estos años en el campo del conocimiento" (vaya cursilada).

Te agradezco sinceramente la reflexión sobre los textos de Kegan y N. García sobre las competencias. La verdad es que hay mucha "food for thought", como se dice en inglés (no te lo traduzco porque sé que lo has entendido perfectamente :)

El texto de McClelland titulado "Testing Competence rather than Intelligence", sería un complemento excelente a todo lo expuesto.

Me ha gustado mucho la metáfora del jersey con el agujero. Me sugiere varias dudas: ¿Podría haberse evitado ese agujero? Y si nos damos cuenta demasiado tarde y el jersey ya está casi acabado, ¿cómo procederíamos entonces? Nunca he sabido tejer y espero que, a pesar de ello, no me encuentre demasiados jerseys irrecuperables.

Ah! Veo por la foto que ya estás preparada para la feria de Abril... Pues, al Rocío guapa.

Un beso,

Lola

Alejandro -

Carmen, este curso estás "sembrada", vamos, que te sales... pero qué bueno.

Al principio pensaba que habías traducido el artículo que os dejé la semana pasada y no salía de mi asombro. Menos mal que no, porque menudo trabajón hubiera sido, lo podemos hacer seleccionando ideas. Pero gracias por traducir este texto, seguro que te lo están agradeciendo mucho, muchos. Estoy de acuerdo con tu crítica, la clave no es conseguir competencias parciales, que es una idea muy criticada, si recuerdas por Kegan, sino trabajar en el desarrollo mental, que es algo más complejo. Gracias por recordar ese texto, y las tres ideas de Taylor, que además las conectas con Valsiner, uno de mis autores favoritos, a quien además, tengo el gusto de conocer personalmente.

Pero muy bien. Lo dicho, este año estás que te sales.

Espero que te gusten los textos de evaluación dinámica.

Un saludo

Alejandro