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Emma Rouault

ORIENTAR EN RELACIÓN A LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE DE LA LECTOESCRITURA

 

En primer lugar disculparme por la tardanza en redactar este artículo del blog pero, dada mi condición no docente me resultaba imposible trasladar aquí un caso conocido y, por otra parte, muy difícil imaginar una intervención que no hubiera salido ya en el foro o en algún blog. Así que pensando cómo afrontar el ejercicio empecé a releer los textos del dossier y, en un momento dado decidí reconducir la actividad hacia una especie de síntesis, lo que me ha llevado más tiempo del esperado. En realidad creo que supone la base teórica que debe estar presente en cualquier intervención orientativa de tipo educativo pero, si no te parece adecuado o encuentras que no es correcto lo que a continuación expongo, te ruego me lo hagas saber para poder arreglarlo.

El comienzo o la línea de salida de todo lo que hasta hoy hemos estudiado estuvo concretado en las teorías psicológicas, obviamente es necesario conocer, antes de nada, lo que las figuras más representativas en psicología opinan sobre los mecanismos de aprendizaje en el individuo. Así se prestó especial interés a la psicología cognitiva y, dentro de ella al constructivismo y al aprendizaje significativo, desarrollados por Piaget, principalmente. También, y dentro de la psicología cognitiva, se estudió la teoría del procesamiento de la información, para la que el cerebro actúa como un ordenador, administrando información sistemáticamente. Con Vygotsky y su teoría sociocultural, vimos que la interacción social proporciona al niño información y herramientas para desenvolverse en el mundo, siendo éstas transmitidas por miembros más experimentados teniendo en cuenta la zona de desarrollo próximo.

A partir de aquí comenzamos a estudiar los textos del dossier y, el primero establece las distintas relaciones entre aprendizaje y desarrollo que establecen las teorías y, para saber cuál es el mejor camino para lograr que los conocimientos transmitidos sean realmente asimilados y constituyan a la vez, el punto de partida de la construcción de otros nuevos. Así, para Piaget desarrollo y aprendizaje van unidos haciendo depender el aprendizaje del nivel de desarrollo, de tal manera que no se puede aprender lo que no corresponde al estadio en el que se encuentre el individuo, haciendo patente de esta manera la irreversibilidad y discontinuidad que caracterizan su teoría. Para Vygoysky, el aprendizaje es el motor central del desarrollo, de tal manera que integra el aprendizaje en el desarrollo señalando que son dos procesos que interactúan, diferenciando lo que el niño puede aprender sólo y lo que logra aprender en colaboración con otros sujetos más capaces, haciendo patente la necesidad de la relación social que se desprende de su teoría. Las teorías del procesamiento de la información o teorías computacionales, llegan prácticamente a identificar los procesos de aprendizaje y desarrollo, siendo el sujeto un procesador activo de la información, de esta manera se establece la importancia de que el individuo aprenda a aprender y quedan patentes los procesos de meta-comprensión, que relacionan el control y la reorganización de las representaciones mentales para facilitar el proceso de aprendizaje, fundamentales en esta teoría.

El segundo texto, manteniendo un hilo argumental de fondo con el anterior, analiza cómo enseñar de forma que el alumno aprenda a aprender y no sea un simple receptor y acumulador de conocimientos y, de cómo asesorar al profesorado para que realmente se consiga este objetivo, poniendo un especial énfasis en las estrategias de aprendizaje que deben desempeñar un papel vertebrador de la colaboración entre docentes y asesores psicopedagógicos.

Continuando en el avance de la cuestión de fondo, es decir, de conseguir adquirir una base conceptual sobre la que poder realizar futuras orientaciones, el tercer texto se centra en el desarrollo del lenguaje hablado y escrito y el cuarto y quinto sobre el aprendizaje de la lectura. Comienza el primer texto, analizando las ideas de que los niños no aprenden y no deben aprender a escribir hasta que entran en la escuela porque esta enseñanza debe ser dirigida por profesionales cualificados y, la de que muchos educadores argumentan que el aprendizaje de la escritura debe seguir al de la lectura, una vez que los niños han alcanzado las bases para copiar letras, se puede proceder a la creación de historias. Las autoras no están de acuerdo con estas ideas argumentando que no se aborda adecuadamente la implicación activa del niño en el proceso de aprendizaje y, tampoco tiene en cuenta el aprendizaje que muchos niños ya han adquirido antes de empezar la escuela. Ellas adoptan una perspectiva evolutiva basándose en que si al niño se le ofrecen oportunidades apropiadas y estímulo, aprenderá mucho acerca de la escritura y los procesos implicados en ella antes de empezar la escuela. Por otra parte, no cree que exista razón por la que el aprendizaje de la lectura deba preceder al de la escritura, encontrando los siguientes beneficios en la enseñanza conjunta: implicación activa del niño en una tarea beneficia el aprendizaje, el intento del niño de escribir lo que dice le hace consciente de la relación entre la palabra escrita y hablada, al utilizar letras para escribir palabras hace que tomen conciencia de la existencia de letras individualmente porque escriben una por una y, por último, leerán su propia escritura, con lo que se dan cuenta de que lectura y escritura son actividades íntimamente relacionadas.

Por otra parte también se discute que el aprendizaje de la escritura implica dominar un conjunto diverso de habilidades y conocimientos, entre los que destacan: las distinciones tempranas, formación de las letras y habilidades gráficas, las funciones de la palabra escrita y, la puesta por escrito del mensaje. A partir de este punto, los niños se dan cuenta de que el habla se representa en la escritura por combinaciones de tiras de letras, junto con el desarrollo del conocimiento de que se escribe empezando en un punto de la página y progresando a través de ella. Sin embargo, existen muchas diferencias entre el lenguaje hablado y el escrito que operan en el nivel de discurso. La escritura es un proceso exigente. Para ser un buen escritor es necesario desarrollar un conocimiento de las reglas del discurso que gobiernan la escritura. Existen también diferencias individuales en la escritura infantil, de tal manera que Tracy, Rachael y Viri exponen que el reto al que se enfrenta el maestro es ofrecer oportunidades de escritura que permitan desarrollar las habilidades a un nivel que sea adecuado a las necesidades de cada uno. De esta forma, el principal reto al que se enfrenta el maestro es el descrito por Vygotsky, deben crearse entornos que lleven al niño a aprender a escribir a través de procesos de descubrimiento porque quiera resolver cómo escribir en lugar de aprender de una manera rutinaria porque se les dice que necesitan aprender a escribir. En los textos dedicados a la lectura, en el de Garton y Pratt se comienza con la idea de que el lenguaje escrito se aprende como un sistema de representación de segundo orden, para aprender a leer, el niño debe desarrollar habilidades para descodificar la palabra escrita y encontrar su equivalente en la palabra hablada y para reconstruir el significado que fue depositado en lo impreso cuando fue escrito. Los niños aportan concepciones y habilidades a la tarea de la lectura, como indica una concepción constructivista del desarrollo, aportan expectativas, conocimientos y habilidades. El desarrollo del lenguaje hablado es paralelo al desarrollo del aprendizaje de la lectura. Por otra parte, y según un estudio realizado por Reid, los niños tienen una idea muy poco precisa de en qué consiste la lectura. Downing prosigue con que si se les ofrecen ejemplos concretos so n capaces de diferenciar actividades que implican la lectura de otro tipo de actividades. Después hay que comenzar a utilizar estrategias para la diferenciación de grafemas y fonemas, primero por pistas visuales y después por correspondencia grafema-fonema a través de rimas, palabras que empiecen o terminen por un grafema determinado o contengan una cadena fonológicamente similar, evitando que cometan posibles errores por el apoyo excesivo en una estrategia en detrimento de otra. Con todo esto se consigue que el niño consiga realizar una lectura fluida que implica que la descodificación de palabras se realiza automáticamente y, consigue mayor competencia en la comprensión lectora. Por último, decir sobre este texto que, una vez que el lenguaje se convierte en un sistema de representación, el niño puede empezar a reflexionar sobre estas representaciones, adquiere una consciencia del lenguaje. La conciencia metalingüística depende de la interacción social.

El texto de Alegría comienza exponiendo que la adquisición de la lectura es diferente a la adquisición del lenguaje porque, no se produce espontáneamente y porque los resultados no son siempre satisfactorios ya que, un número importante de niños no consigue aprender a leer de manera adecuada. Este problema se intenta resolver desde dos perspectivas, una perceptiva y otra lingüística. Desde el primer punto de vista se demuestra en el texto que niños con problemas de aprendizaje de la lectura no tienen problemas de percepción visual ni visuo-espacial. Desde el punto de vista lingüístico se analizan las vías de acceso al léxico interno, es decir, la vía directa y la vía indirecta o fonológica, llegando a la conclusión de que la utilización simultánea y combinada de las dos vías permite el auto aprendizaje en la medida en que la vía indirecta hace del niño un lector autónomo, es decir, alguien que puede identificar una palabra que conoce fonéticamente, pero que no ha visto nunca antes por escrito. A partir de aquí se analizan los métodos de aprendizaje que el texto divide en fónicos o sintéticos, los que comienzan por presentar al niño la correspondencia letra-fono y los globales o analíticos que hacen como si las palabras fueran logogramas, por lo menos al principio. Se supone que los primeros favorecen el desarrollo de la vía indirecta y los segundos el de la vía directa. Muchas discusiones entre los partidarios de uno u otro método pero se establece, después del análisis de varios estudios, la idea de que los malos lectores leen mal porque recurren más a la vía indirecta que los buenos lectores es incorrecta, concluyendo que las dos vías funcionan paralelamente y que la idea de que la vía directa reemplaza la indirecta en los buenos lectores es incorrecta. Por último, en este texto, se estudia la adquisición del código alfabético. Se establece la idea de que este código representa la palabra a nivel de fonemas y, como sabemos, para leer bien hay que poder explotar las dos vías de acceso al léxico interno, hay que haber identificado los segmentos de palabra que corresponden a las letras ya que sin esta condición no se podrá desarrollar el sistema de reglas para crear el código fonológico a partir de la representación escrita. Este sistema constituye el elemento central de la vía indirecta pero ¿cómo llega el niño a tomar conciencia de la estructura fonética de palabra? Para responder a esta pregunta, dice el autor, hay que examinar su capacidad de aislar conscientemente segmentos de palabra. Según los estudios que se exponen el acceso al código fonético plantea problemas a muchos niños y esto va a la par con dificultades serias para aprender a leer en un sistema alfabético. Como conclusión final del texto se establece que las dificultades que se plantean para aprender a leer no son de naturaleza perceptiva sino de orden lingüístico ya que, para aprender a leer hay que analizar la lengua a un grado de profundidad que depende del código ortográfico al cual se está confrontando, y en el caso del alfabeto, hay que tomar consciencia de la estructura fonética de la lengua.

El último texto de este bloque dedicado a la lecto-escritura se corresponde con el de Scardamalia y Bereiter y tiene como título “Dos modelos explicativos de los procesos de composición escrita”. Se establece una comparación entre la producción escrita de escritores maduros y novatos, definiendo que los primeros “transforman el conocimiento” a la hora de proyectarlo en un texto, mientras que los novatos se quedan en la primera fase que los autores definen como “decir el conocimiento”, que supone trasladar directamente al texto el conocimiento. A partir de aquí se analiza el proceso que lleva del primer modelo, “decir el conocimiento” al segundo modelo, “transformar el conocimiento”, y que consiste en traducir los ítems de conocimiento en sub-objetivos para la composición, lo que puede acarrear nuevos problemas retóricos que se traducen a su vez en nuevos sub-objetivos en el espacio del contenido y así sucesivamente. Después se analizan los modelos desde una perspectiva psicológica, que describe lo que en realidad sucede en la mente y que se concreta en que los escritores inmaduros, escriben del modo “tengo un montón de ideas y escribo hasta que mi suministro de ideas se agota”, mientras que los escritores expertos lo hacen como “generalmente, escribo muchas veces. Todos mis pensamientos son segundos pensamientos. Y corrijo bastante cada página”. Se llega a la conclusión de que el modelo “transformar el conocimiento” no es una consecuencia del modelo más primitivo. Más bien es una estructura nueva, que incluye al modelo más primitivo como componente. Por último se analizan las características de la composición escrita en expertos y novatos, cuestión en la que no voy a entrar ahora para no extenderme demasiado.

Como síntesis final de todo lo aprendido y trabajado en clase hasta el día de hoy, hay que decir que el lenguaje oral tiene mucha importancia en relación con la adquisición de la lectura y la escritura y, en especial, en lo que se denomina la conciencia metalingüística, destacando dentro de ésta la conciencia fonológica. Que el proceso de enseñanza aprendizaje no se realiza en solitario, sino de forma interactiva, el niño va a ir interactuando con el mundo que le rodea y así construirá sus conocimientos. Que el aprendizaje debe ser significativo para lo que se debe partir de los conocimientos previos del alumno, teniendo en cuenta la zona de desarrollo próxima. Que el alumno comprenda que el principal objetivo del lenguaje, tanto oral como escrito, es la comunicación. Por último que seamos conscientes, como posibles mediadores en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lecto-escritura, que si un niño fracasa en este campo afectará a todo el proceso global de enseñanza-aprendizaje y, por lo tanto, al acceso a la cultura que es el objetivo último de nuestro trabajo.  

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