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Emma Rouault

ALCABOT Y EL TRATAMIENTO DE LA INFORMACIÓN

ALCABOT Y EL TRATAMIENTO DE LA INFORMACIÓN

 

Cuando leí el tema del libro de matemáticas propuesto para realizar la  actividad  “abordar las matemáticas desde un aprendizaje estratégico” lo primero que me pareció  es que establecía  una  conexión entre la vida y la matemática consiguiendo aportar un sentido práctico a los conceptos que se exponen y, con ello, motivar al alumno en el aprendizaje de los mismos y conseguir que se traduzcan en aprendizajes significativos. Tiene en cuenta el estadio de desarrollo en el que se encuentran los niños a los que va dirigido utilizando, de un lado, viñetas de cómic para la presentación del tema y, de otro lado, los aprendizajes anteriores del alumno, es decir, ya sabe contar y realizar operaciones matemáticas, pero ahora vamos a dar un paso más y vamos a contar y a utilizar la información que sacamos de esa actividad de contar.

También me pareció adecuada la metodología que sigue a través de ir ampliando conceptos, proponiendo actividades para practicar los conceptos aprendidos y pasar del nivel arcaico en el que se encuentran los sistemas de objetos a un nivel básico en el que se encuentran los sistemas conceptuales y, por último, el resumen final.

Se ha comentado en el foro abundantemente el tema de la utilización o no de los libros de texto y todos y todas estábamos de acuerdo con la idea de que no deben ser el recurso panacea, sino más bien, otro recurso más dentro del aula, pues bien, yo creo que en este caso utilizaría este texto en el aula, si bien introduciría el tema poniendo ejemplos de la vida cotidiana, incluso del aula, como ¿Cuántos niños somos en total?, ¿Cuántas niñas hay? ¿Y niños? Entonces vamos a trasladar esta información a una gráfica, o ¿cuántos ninos/as son rubios?, ¿cuántos llevan camiseta roja?

En relación con este tipo de metodología y estrategias para introducir a los niños en la estadística encuentro muy interesante, el taller de LEGO que se exponía en ALCABOT. Se presenta a los niños, mejor dicho a los adultos, porque niños había pocos, unas piezas de LEGO con las que ellos están familiarizados. Siguiendo unas instrucciones de pasos, exactamente iguales a las correspondientes a cualquier juguete de esta marca se construye el robot, con sus sensores de luz y de movimiento, sus motores y su  CPU (Central Process Unit) que es la que vamos a programar para que el robot haga lo que nosotros queramos. El niño puede no tener ni idea de lo que es un sensor, un motor o una CPU pero lo monta en el robot como si fuera un juguete que ya conoce. Después, y fue lo que más me sorprendió, hay que programar el robot, se realiza mediante un lenguaje de programación muy básico, un tipo de ensamblador o “C” pero con más capas de programación. No utiliza sentencias sino cuadrados pequeños de dibujos que indican lo que hace en concreto cada uno, de tal manera que el niño tiene que coger cada cuadrado y relacionarlo con otros que necesita para conseguir que el robot haga algo, por ejemplo, si quiere que ande, tendrá que poner primero los cuadrados con los dibujos de los dos motores que tiene el robot, unirlos mediante un hilo que se consigue pinchando en el cuadrado del hilo, para que los dos motores vayan a la vez y mandarle esta sentencia, esta información, a la CPU del robot, porque si nos olvidamos este paso el robot no sabe qué queremos que haga. Me resultó increíble la rapidez con la que aprenden y deducen lo que hay que hacer, que no es otra cosa que programar, como antes era estadística y, la motivación por conseguir otras sentencias para que el robot hiciera cosas distintas, llegamos a realizar bucles que, para el quien no esté familiarizado con la informática, son comandos que indican que se reproduzca o repita, una parte del proceso las veces o en las situaciones que establezcamos, por ejemplo, nuestro robot emitía una luz para distinguir el blanco del negro a través del rebote que llega al sensor, pues bien, conseguíamos que el robot no se saliera de un círculo pintado de blanco en el suelo y, mediante el bucle, que se diera la vuelta cada vez que encontrara la raya blanca.

Esto que constituye el abc de la robótica debería estar en programas educativos de los colegios, a mi entender, por dos razones fundamentalmente, porque está desarrollando capacidades como la imaginación, habilidades sensoriomotrices, relacionando conceptos y realizando aprendizajes, según lo que queramos que haga el robot; Y porque hay niños que, teniendo una capacidad alta para realizar este tipo de actividades como es la programación , no lo llegarán a saber jamás porque no han estado en contacto con este material sencillo, sino que sólo lo sabrán si van a la universidad para hacer una ingeniería que creo, que es más complicado. Por lo tanto, si uno de los fundamentos de la educación se basa en ofrecer un aprendizaje integral, que contribuya a que todos los niños tengan las mismas oportunidades y en aras del progreso, que en este tiempo depende de las nuevas tecnologías, creo que sería conveniente una reestructuración de dichos programas educativos para adaptarlos a las necesidades y demandas actuales logrando, por otro lado, una convergencia con otros países que ya hace tiempo que han incluido estos materiales en sus aulas.

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